De juguetes a espadas


Nov. 12, 2024, 1:53 p.m. | By Kyara Romero Lira, Jason Youm | 3 weeks, 1 day ago

El viaje a los Juegos Olímpicos de esgrimista Hadley Husisian


Olympic Fencer Photo courtesy of Ezra Lewis.

Para cientos de millones de adolescentes alrededor del mundo, los Juegos Olímpicos son nada más que un espectáculo, un evento deportivo lleno de emoción cada cuatro años. Sin embargo, para millones de atletas jóvenes más, las Olimpiadas son la última meta de sus jóvenes carreras, pero para la abrumadora mayoría de ellos, es nada más que un sueño. La esgrimista estadounidense Hadley Husisian ha luchado contra todos los desafíos para competir en los 2024 Olímpicos en París y hacer su sueño realidad.

Su heróica aventura empezó cuando tenía diez años, con un golpe de suerte. La familia Husisian no se conoce como una familia atlética, pero los padres de Hadley aconsejaron que ella jugara un deporte. Sorprendemente, su primera opción era el tiro al arco, porque participó en un juego de carnaval cuando era niña y su puntería fue bastante buena.

Sin embargo, todos los programas de tiro al arco en la área DMV estaban llenos, así que Husisian tuvo que buscar otro deporte. Su inspiración para perseguir la esgrima se originó de cuando ella era una niña y, “veía el show de Nickelodeon, iCarly… Recuerdo que vi [un episodio] con esgrimistas con mi hermano en la tele de casa. Y no sabía mucho sobre el deporte, pero se quedó en el fondo de mi mente hasta unos años después”. Es increíble pensar que si Husisian no hubiera visto este episodio aleatorio de un programa para niños, ella probablemente nunca habría practicado esgrima ni competido en las Olimpiadas.

Husisian empezó las lecciones de esgrima con entusiasmo, entrenando varios días cada semana con el DC Fencers Club. Este Club es el grupo organizado de esgrimistas más grande de toda la región del DMV, con personas de “todos los niveles, todas las edades… Hay niños desde los seis o siete años hasta esgrimistas mayores [que] tienen más de ochenta años”, según Byron Neslund, un entrenador de esgrima que ha trabajado a tiempo completo con el Club durante los últimos diez años.

Husisian cree que la atmósfera receptiva del Club y de sus padres motivó su ilusión por el deporte. “Me encantó de inmediato. Era absolutamente horrible en eso [al principio]... Iba a las competiciones y quedaba último, pero seguía trabajando en ello”. Finalmente, con su práctica consistente y mucho trabajo, Husisian "vio un gran salto en los resultados cuando volvimos de la cuarentena. Fue entonces cuando empecé a obtener resultados a nivel senior, y gané dos campeonatos mundiales juveniles”.

Durante sus años en la escuela secundaria, Husisian tenía que equilibrar su estricto horario de entrenamiento de “unas cuatro horas de lunes a jueves y seis horas de viernes a domingo” con el resto de sus estudios. Además, ella estaba interesada en ayudar a la comunidad y organizó una colecta de alimentos en la que recaudó 20.000 libras de alimentos. Reflexionando sobre su vida cotidiana, muy ocupada durante sus años en el grado once y doce, Husisian dijo que “aproveché al máximo cada momento que tuve. Entre clases o cuando estaba en el tren o en el autobús, intentaba terminar un par de frases más de mi ensayo o lo que fuera”. Añadió que, “creaba horarios con mucha anticipación con el tiempo, con lo que quiero hacer en la práctica y lo que quiero hacer fuera de la práctica, [porque] me da la tranquilidad de que tengo un plan y estoy apegado a él”.

Con su diligencia y cultura de trabajo, Husisian se encontró en los Juegos Olímpicos París 2024, pero a un alto costo. Tomó un año sabático durante su segundo año en Princeton para entrenarse para los Juegos Olímpicos, una decisión que le dio mucha ansiedad. “La idea de que tomaría un riesgo tan grande al tomarme un año libre de la escuela para dedicarme [a la esgrima]... Al principio fue bastante desalentador”, dijo Husisian. Finalmente, ella decidió comprometerse a un año de entrenamiento, y su arduo trabajo valió la pena.

“Mucha gente se quejó de las viviendas, [pero] yo pensaba que estaban bien... el Comité Olímpico y Paralímpico de los EE. UU. nos dio una unidad de aire acondicionado y cubrecolchones”, dijo Husisian. Su experiencia en la Villa Olímpica estuvo llena de visitas a las salas de videojuegos, estaciones de bebida, tatuadores temporales y tiendas de libros.

Además, los intercambios de broches fueron otra gran parte de la creación del sentido de comunidad en la Villa. “Se creaba un ambiente muy agradable porque tenías una excusa para acercarte a la gente e iniciar una conversación”, dijo Husisian. En las áreas comunes, ella pudo encontrar a deportistas famosos como Simone Biles y Katie Ledecky. Husisian describió que estas experiencias fueron “de humildad”, porque no se sintió tan reconocida ni consumada como atleta comparado con los otros jugadores de los Juegos Olímpicos.

Antes de su primera competencia, Husisian pasó tiempo con su oponente suiza. “Estábamos en el mismo campamento e íbamos a las salas de láser y escape y cenábamos juntas, pero también sabíamos que íbamos a batallar en esgrima la próxima semana en los Juegos Olímpicos”. Cuando estaba en la sala de descanso inmediatamente antes de la competencia, se sintió “abrumada, [con el] público fuera y las gradas subiendo hasta el techo. Pero cuando finalmente salimos a la franja [de esgrima], estábamos haciendo lo que hemos hecho un millón de veces antes y simplemente esgrimiendo”.

Durante la competencia, Husisian utilizó sus fuertes métodos de esgrima. “Ella es muy paciente y es muy metódica… y la gran parte de su mejor esgrima es cuando atrae al otro esgrimista demasiado cerca o hace que el otro esgrimista se impaciente un poco”, dijo Neslund. Después de una emocionante victoria en tiempo extra, Husisian le dio un abrazo a su entrenador.

Su siguiente partido fue una dura derrota ante la esgrimista hongkonesa, que finalmente ganó todo el evento. "Definitivamente estaba feliz de haber llegado tan lejos... Pero fue un poco extraño porque has estado construyendo hasta este momento durante toda tu vida, y luego son 20 minutos de esgrima real y luego terminas. Así que fue una liberación emocional". En general, Husisian considera su experiencia como algo positivo porque “tuve las dos modalidades: la esgrima súper regulada [y] las actividades muy flexibles y agradables".

De miras al futuro, Husisian tomará un descanso de la esgrima para centrarse en sus estudios de la universidad. “Todavía no he decidido mi carrera, así que quiero explorar la historia, la política y el inglés, para declarar mi especialización en la primavera”, ella planeó. Especialmente, quiere volver al aspecto social de la universidad que perdió durante un año, incluido el "ambiente universitario y que mis amigos pasen por la calle y cenen con ellos".

Por encima de todo lo demás, algo aún más admirable que su éxito olímpico es su humildad. Siempre ha estado motivada en su carrera de esgrima, pero al mismo tiempo ha dejado tiempo para otras actividades también. Por ejemplo, Husisian admitió que le encanta leer. “Leer novelas era algo por lo que estaba agradecida en mi tiempo libre. Desde enero, he leído casi 115 libros”. Ahora que ha llegado a uno de los logros más preciados de todo el mundo, ser una deportista olímpica, Husisian quiere concentrarse en los aspectos académicos y sociales de la vida. “Ser olímpico es increíble. Pero cuando estoy con otros, realmente no quiero hablar de esgrima, porque quiero ser un ser humano normal y vivir feliz con mis amigos”.

Last updated: Nov. 12, 2024, 1:56 p.m.



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